ALIMENTACIÓN Y TRABAJO
La República Dominicana está saturada de restaurantes extranjeros de comida rápida, heladerías y otros tipos de franquicias que pagan royalties a las casas matrices a base de divisas compradas en plaza, con el consiguiente impacto sobre el mercado cambiario.
Los restaurantes tradicionales han ido desapareciendo y los que han surgido con planes de hacer una oferta país se debilitan en poco tiempo y desaparecen.
Sus meseros y cocineros tienen una marca que los identifica como respetuosos de los comensales y su trato afable inspira confianza. El propietario o administrador acostumbra a ejercer una supervisión directa sobre el establecimiento, saluda a la clientela y muchas buenas acciones mas, que propician el arraigo.
Algunas excepciones dañan esa exquisitez a base de colocar servidores sin experiencia, principalmente inmigrantes, que no conocen la filosofía de la industria, ni mucho menos se familiarizan con la gastronomía del establecimiento.
Hoy en día, desafortunadamente, los menús están llenos de ofertas de carnes, pescados y mariscos extranjeros, debido a que nuestra producción no es de muy buena calidad, como para poder satisfacer a plenitud la demanda del buen gusto.
El pescado criollo no aparece y los famosos mariscos de producción nacional no existen, entre otras cosas.
Nos obligan a comer un denominado mero basa (Pangasius) traído de la delta del río Mekong, Vietnam, el mayor productor mundial, desde donde importamos 3,000 toneladas métricas de ese producto anualmente.
Se sabe que, desde hace más de diez años, el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales reprodujo el famoso pez en una estación experimental acuícola de Santiago de los Caballeros.
No hemos sentido que se haya logrado mucho avance en esta iniciativa, porque la realidad es que CODOPESCA ha dicho que el 75% del pescado que consumimos es de procedencia extranjera "debido a problemas que tienen las aguas del país"(*).
Nos obligan a comer un denominado mero basa (Pangasius) traído de la delta del río Mekong, Vietnam, el mayor productor mundial, desde donde importamos 3,000 toneladas métricas de ese producto anualmente.
Se sabe que, desde hace más de diez años, el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales reprodujo el famoso pez en una estación experimental acuícola de Santiago de los Caballeros.
No hemos sentido que se haya logrado mucho avance en esta iniciativa, porque la realidad es que CODOPESCA ha dicho que el 75% del pescado que consumimos es de procedencia extranjera "debido a problemas que tienen las aguas del país"(*).
El Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura (CODOPESCA), creado mediante Ley No. 307-04 del 3 de diciembre del año 2004, cuya labor es de muy bajo perfil, a pesar de contar con una enorme burocracia en muchos puntos costeros del país y manejar un presupuesto de DOP115.4 millones.
Depende de un Consejo Directivo hipertrofiado que hace dudar que pueda hacerse consenso para la toma de decisiones eficaces. Sería deseable conocer lo que ha hecho ese consejo, integrado por:
Depende de un Consejo Directivo hipertrofiado que hace dudar que pueda hacerse consenso para la toma de decisiones eficaces. Sería deseable conocer lo que ha hecho ese consejo, integrado por:
- Ministerio de Agricultura, quien lo preside;
- Ministerio de Medio Ambiente;
- Instituto Dominicano de Investigación Agropecuaria y Forestales;
- Armada Dominicana (Marina de Guerra al momento de promulgarse la ley);
- Banco Agrícola;
- Instituto de Estabilización de Precios (INESPRE);
- Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (IDECOOP);
- Instituto Superior de Agricultura (ISA);
- Centro de Investigación y Mejoramiento de la Población Animal;
- Consejo Nacional de Producción Pecuaria;
- Un representante de las empresas pesqueras;
- Un representante de la Asociación de Agricultores;
- Un representante de la Asociación de Pescadores;
- El Director Ejecutivo de CODOPESCA, con voz, pero sin voto, como ante el Consejo.
Los dominicanos sabemos que, sea por el motivo que sea, en todas las ciudades del país abundan los puestos de "picapollos", chicharrones de cerdo, pollos al carbón, frituras de carnes de origen desconocido, chivos sacrificados sin control sanitario a precios elevados y muchas cosas mas.
También hemos visto reportajes que ponen en evidencia el exterminio de burros, culebras, careyes y últimamente se destaca la noticia del sacrificio de un cocodrilo, del cual las autoridades se enteran porque un grupo de desaprensivos lo ha publicado en las redes sociales.
Los gatos han ido reapareciendo, pero hace cierto tiempo que eran aprovechados para comer por parte de muchas personas y se ha dicho que han sacrificado perros para venderlos como cabritos y corderos tiernos.
Los supermercados están llenos de productos agrícolas tanto enlatados como congelados, que en su mayoría, no son de producción nacional y estamos importando mucha leche desde España y Centroamérica a precios muy competitivos con la nuestra.
Somos consumidores de los mejores vinos y licores del mundo, usamos medicinas de muy baja calidad, fabricadas en países que la producen a base de materia prima adquirida en lotes elaborados con fórmulas de patentes vencidas que son de dominio público, mientras los registros sanitarios nuestros no son expedidos con celeridad sin saberse el motivo.
También compramos modelos de vehículos en dos vertientes: a) El último de los mas costosos; b) Los descartados en otras latitudes por ser dañinos al medio ambiente.
¿ PODEMOS SEGUIR ASI...?
(*) Fuente: Diario Libre del 29 de junio de 2018. Joaquín Caraballo, autor.
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