LOS NUEVOS TIEMPOS
Sin saber lo que piensan decir, que significa lo mismo que hablar sin pensar, existen corazones, tanto exacerbados como aturdidos por la falta de una buena zapata mental de las que suelen forjar los matrimonios responsables, las aulas con profesores dedicados y con formación ética, los libros y una alimentación acorde con la demanda de energías, que se meten a políticos y hasta crecen en ese campo.
En ese formato de vida, a base de un populismo remendado con conquistas improvisadas para lograr un fin, aparece una clase social, que está compuesta por una especie de "turpenismo proletario", para hacer leyes que solo benefician sus intereses personales y archivar o demorar las que sirven para el bienestar social en sentido general.
En República Dominicana, un "turpen" es un ente con dinero, aunque sea de dudosa procedencia, fama, que vive pendiente de todo, especializado en algo que lo distingue de los demás aunque sea un "tiguerazo", que viste con ropa de colores llamativos, toma whiskey de mas de veinte años de envejecimiento con Coca-Cola, pide langostas a la Thermidor en todos los restaurantes aunque no esté en el menú o filete mignon "bien cocido", con "tostones y mucha tocineta".
Asiste a todos los espectáculos de artistas internacionales, anda en un Ferrari del año o en el ultimo Maserati que consiguió exonerado de impuestos con un legislador de la oposición, quien le pidió reservas de su nombre.
Se junta con viejos amigos en algunos bares donde existen bancas de apuestas deportivas y servicio de picaderas con quesos extranjeros y jamones de la sierra de Aracena o de la zona Guijuelo con "fritos verdes" en manteca de cerdo, mientras evoca sus tiempos de infante haciendo mandados para comprar menudencias en una pulpería de campo o una pesada de carne con “acotejo” en la carnicería.
Desde los tiempos de Gracián, Maquiavelo, Azorín y otros forjadores de la clase política, no ha sido posible que los "turpenes" que alcanzan el poder aprovechen las enseñanzas de esos genios, sino a base de interpretaciones acomodadas según las circunstancias, que le aconsejan sus "enllaves" que cobran una botella en las cámaras legislativas para ayudar a los honorables de marras.
Las comparaciones entre aspirantes a llegar a un cargo que tenga que ser decidido mediante el voto, se sustentan en la percepción que tengan las masas populares acerca de cual es el menos tacaño de los aspirantes durante el periodo electoral.
Y muerto el abejón...!

El típico turpén
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