DESDE VICENTE RUBIO A FRANCISCO OZORIA

Entre esos frailes que vinieron a la República Dominicana con la misión de organizar los trabajos para la continuación de la vigencia de la orden de los dominicos,   a mediados del pasado siglo XX, se encontraba un   español con genes de luchador político  heredados de su padre, un obrero que como tal, defendía ardorosamente su clase en mitines políticos organizados en su pueblo natal. 

Se trata de Vicente Rubio, quien en múltiples ocasiones hizo estremecer el púlpito del Convento de los Dominicos en Santo Domingo, poniendo su vida en peligro  con sus valientes y bien sustentados sermones contra el estilo de gobierno imperante hasta el año 1961, en manos del que hasta estos momentos no ha podido ser superado por nadie en términos de horror, torturas, asesinatos , aprovechamiento ilícito de los bienes del estado y centralización del poder en unas manos marcadas por la sangre del crimen contra el pueblo dominicano. 

Sin embargo, muchos indicios de crímenes  como los enunciados han sido señalados por el Arzobispo Francisco Ozoria y pueden convertirse en cuerpo de delito grave, sin ningún tipo de desperdicio, para llevar a juicio a los que actúan de esa manera. 

El Sermón de las Siete Palabras del 19 de abril de 2019 es una joya que me obliga a escribir estas notas.

Me hizo recordar hombres de la categoría de  Las Casas, Montesinos, Panal, Reilly, Rubio, Ozoria, y muchos otros que como responsablemente lo han hecho Victor Masalles, Ramón de la Rosa y todos los que con categoría de obispos han aportado pruebas contundentes para que se haga justicia ante tantos excesos cometidos en detrimento de los dominicanos. 

He ahí un fardo de pruebas que no puede seguir creciendo, que cualquier Ministerio Público con visión de futuro debe aprovechar, para que luego no tenga que echar lágrimas de sangre ante el sepulcro de los malvados y pisotear a cuerpos inertes que tengan que caer en luchas callejeras para hacer justicia con sus propias manos.