FE PÚBLICA DEL MINISTERIO PÚBLICO
Hoy quiero recordar uno de los profesores más carismáticos que tuve durante mi carrera universitaria.
Con él se aprendía más de lo que un estudiante asimila en una sesión de cátedra a ese nivel, debido a que su florido discurso y su forma de enfatizar sus expresiones eran una especie de fórmula inequívoca para enseñar algo para que nunca se olvide.
Se trata de Don José A. Silié Gatón, quien enseñó al mundo una buena dosis de ética profesional a través de sus cátedras, charlas, conferencias y sobre todo en los libros de texto escritos por él mismo.
La República Dominicana está siendo estremecida por la magnitud de la incredulidad que se está arraigando en la conciencia popular, debido a una actuación llena de contradicciones de un Ministerio Público que, en cierto modo no parece tener fe pública a la altura de la descripción que hace el profesor Silié Gatón en su libro titulado Etica del Ministerio Público, primera edición del mes de abril de 1999 de la Editora Centenario, S. A., Santo Domingo, D. N.
El capítulo correspondiente a la Fe Pública del Ministerio Público del indicado texto, expresa lo siguiente:
En fin, podemos reflexionar sobre lo que hemos aceptado como fe pública, considerando que lo que hemos creído nos facilita la comprensión de lo que antes desconocíamos y si lo conocíamos era bajo el símbolo de la duda.
Concluimos pues, en que la fe pública, es la creencia sincera de las afirmaciones de un funcionario que la Ley reconoce como tal y que valía la pena creer, por haber sido producida en acto positivo de la real verdad."
Se trata de Don José A. Silié Gatón, quien enseñó al mundo una buena dosis de ética profesional a través de sus cátedras, charlas, conferencias y sobre todo en los libros de texto escritos por él mismo.
La República Dominicana está siendo estremecida por la magnitud de la incredulidad que se está arraigando en la conciencia popular, debido a una actuación llena de contradicciones de un Ministerio Público que, en cierto modo no parece tener fe pública a la altura de la descripción que hace el profesor Silié Gatón en su libro titulado Etica del Ministerio Público, primera edición del mes de abril de 1999 de la Editora Centenario, S. A., Santo Domingo, D. N.
El capítulo correspondiente a la Fe Pública del Ministerio Público del indicado texto, expresa lo siguiente:
"El derecho de acción contra el crimen y el delito que le
dispensa la ley al Ministerio Público, lo reviste de fe pública,
por el interés de la sociedad de que el crimen sea reprimido.
Es quizás una de las facultades más importantes que la
sociedad le dispensa, porque es imperiosa la confianza
depositada en este funcionario, como autoridad legítima acerca
de sus verificaciones.
Es decir, que sus aseveraciones tengan la fuerza
probatoria mientras no se demuestre su falsedad, como fac-
tor eminente en su acción proteccionista de la sociedad que
representa en la justicia, cual un acto de fe, y un juicio de
razón por su evidencia. Puesto que esta categoría de actos,
nos otorga derechos de propiedad ni de adquisición, solo tiene
fuerza jurídica de los hechos testificados y comprobados en
las investigaciones de carácter jurídico que se hacen valer en
el proceso de instrucción y de juicio. O sea, que no se trata de una medida resolutoria, pero sí, seriamente informativa.
Se trata de un verdadero singular orden de fe pública,
más no de un documento registral para dar a conocer la
existencia de un derecho adquirido, cual Notario que reciba
declaraciones para asiento de títulos de propiedad; pero si de
presunciones de derechos, gracias a la integridad de su
contenido, por su auténtico deber transcriptivo de la verdad jurídica de los hechos.
Conviene pensar en mantener criterios sanos, serios y responsables, para no contradecir su naturaleza ética. Es cuestión de conciencia, que ni lo mantengan encerrado en ella, ni fuera de la realidad, sino dejarla deslizar en lo que son los valores éticos como muestra de una personalidad llena de pureza, e íntimamente solidaria de lo que debe ser. Puesto que el único medio de prevenir. el mal, es adherir los sentimientos al recto vivir, con la legitimidad de la corrección y el sello de la dignidad humana.
Si nos apartamos de las rudezas primitivas y preferimos las tendencias altruistas de la dulzura, el amor y el fino trato, sería algo así como la predisposición al altruismo y el bien de vida civilizada.
Cuando hacemos esfuerzo por la formación sana, libre de prejuicios y aptitudes dominantes, se están dando pasos hacia lo primordial de una gran personalidad, que es una de las más bellas expresiones de la vida humana.
Así, en ese noble esfuerzo, las tendencias y los instintos cobran altitud de miras, que perfeccionan la inteligencia para el triunfo con precisiones exitosas.
Esto además nos coloca en la fuerza excitante de la fe que inspiramos a los demás. "La fe viva, de que hablan las escrituras, consiste en conocer a Dios y aceptar su voluntad. El ideal es la respuesta total —de voluntad, corazón y entendimiento—, respuesta, por tanto de todo hombre y no solo de una u otra de sus facultades". Según la concepción bíblica la fe es una entrega de sí; esta entrega viene ordinariamente descrita como entrega transida de amor. La escritura nos habla siempre de la fe viva, que es entrega de sí. Es decir, que la fe debe penetrar la vida entera del hombre y configurar sus juicios todos, sobre el mundo, la muerte, el dinero, el éxito y demás aspectos o aspiraciones de la vida humana. La inspiración y la entrega de la fe es un don divino.
Cuando esa fe que se siente en el alma y se hace pública, es la proyección sincera de lo que se lleva en los sentimientos más sanos y profundos. Ha de ser la expresión humana que nos haga confiables, porque demostremos la libre entrega de la verdad, de lo puro, de lo que significa honor de lo conocido, de lo oído, de lo comprobado.
Cuando se habla de fe pública, se entiende la plenitud de entrega de sí con integridad y por consiguiente un alto grado de sinceridad y confiabilidad.
La fe —dice el Rvdo. Joaquín Blazquez—, es parte integrante de la vida, incluso de lo que llamamos vida estrictamente científica.
Por tanto, la fe pública es la creencia puesta en determinados funcionarios, como lo es el Ministerio Público en la aseveración de sus comprobaciones.
La fe es pública, porque el acto de aceptación o comprobación torna el carácter de lo que es público, o sea un medio para llevar un hecho o acto a conocimiento general.
Es el acto jurídico puesto en cognición de todos.
Tan importante es este aspecto jurídico puesto a cargo de determinados funcionarios, que su violación, en problema de culpa, tiene responsabilidad civil, enmarcada dentro de la responsabilidad delictual, mas no de la contractual, porque no hay aspecto contractual, sino de puro examen de conducta del hombre dentro de lo psicológico cuando aparecen inexactitudes o desviaciones de la verdad encerrada dentro de la fe pública,
Es decir, que la corriente social que atraviesa nuestro derecho, induce a la sinceridad de la fe pública como una institución moral y fuente de veracidad social de interés general, en beneficio de toda actividad que amerite provechosamente certeza, responsabilidad y protección de la verdad jurídica.
Concluimos pues, en que la fe pública, es la creencia sincera de las afirmaciones de un funcionario que la Ley reconoce como tal y que valía la pena creer, por haber sido producida en acto positivo de la real verdad."
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