POLITICA, ASTUCIA Y REBELIÓN
Hoy es día de la independencia, del dominio haitiano, de la parte oriental de la isla de la Hispaniola, para el surgimiento de la República Dominicana, gracias al denodado esfuerzo de los trinitarios.
La autoría de lo que usted leerá a continuación puede ser atribuida a cualquier persona de origen dominicano, pero se trata de dos escritos encontrados en Google, quien nos dedica hoy su afamado "doodle" como cada 27 de febrero.
Por favor, no se pierda del disfrute de estas dos joyas en un día donde se suele a aprovechar el ilusionismo y la prestidigitación para hacer rendimiento de cuentas con números mágicos.
"Política y astucia
Recién leí declaraciones donde el entrevistado expresa, entre otros criterios, que el Presidente “es el político más astuto de los últimos tiempos. Siempre logra poner la agenda y eso ayuda mucho en una campaña”. Este calificativo -exceptuando algunas excepciones- ha sido una constante histórica aplicado a la “clase política”, no importando el rango que ostente el empleado público en cualquiera de los poderes del Estado, siempre y cuando el personaje sea un poderoso influyente en el accionar administrativo y operativo del gobierno. La vox populi los conoce como aquellos que “se la saben todas”, “le entienden al trámite”, “lo tienen todo bajo control”, hasta “es muy inteligente”, etc. Tal hecho demuestra desconocer lo que significa la ciencia política y la decadencia como se valoran los principios morales en nuestra sociedad.
Efectivamente, el astuto es la persona que hace uso de la astucia, por definición astucia es la “sagacidad, sutileza, habilidad para engañar o evitar el engaño y lograr un objetivo. Ardid, treta, artimaña”. (RAE). Siguiendo a la Academia: “Ardid, acción hábil con que se pretende engañar a alguien o conseguir algo. Treta, medio que se emplea con habilidad para conseguir una cosa y en el que hay oculto un engaño o una trampa. Artimaña, acción disimulada y generalmente malintencionada para conseguir algo”.
En consonancia, el astuto es el que actúa empleando acciones con las que intenta ocultar lo que siente, sabe o planea hacer para que los demás no se den cuenta, presentando algo como real sin serlo, fingiendo sentimientos, ideas y cualidades -por consiguiente- cuando hay un comportamiento de esta naturaleza lo que se emplea para lograr algo es el engaño en su grado máximo; la pregunta obligada… ¿el político -si se le puede llamar así- tiene que engañar a la ciudadanía para cumplir con eficiencia sus funciones públicas o engaña para sus fines particulares o partidarios? Tienen ustedes, lectores, la respuesta.
La política tiene su origen en el mismo hombre como ser social desde que formó el primer núcleo social, la familia, surgiendo la necesidad de encargar a una persona para dirigir y organizar a las demás (gobernar), pasando por las tribus, monarquías y así con la evolución de las sociedades hasta que surge con los griegos la democracia, donde el gobierno no era ejercido mediante un jefe o rey, sino por personas que son elegidas por los ciudadanos. Conocedores del tema político, los griegos, después de sus deliberaciones, determinaron que lo esencial para un político que ejerce la gobernanza en un ambiente democrático y en cualquiera de los estamentos gubernamentales es que existan leyes que respondan en beneficio de la comunidad y que los políticos las respeten y las apliquen. De ocurrir lo contrario, lo que se necesita es sencillamente contar con mujeres buenas y hombres buenos que rijan los destinos de un país, ya que actúan de manera correcta en sus actos y, sobre todo, respetan y aplican la ley para alcanzar lo justo para la sociedad, que es el bien común, entendiéndose por bueno -en lo que nos ocupa- aquel acorde y apegado a mantener una actitud honesta, sincera y transparente.
El político al regir en cualquier nivel gubernativo debe servir a los intereses comunes en provecho del pueblo, de hecho un régimen político que no beneficie a sus ciudadanos debe ser considerado ilegítimo. Como puede determinarse, es absurdo establecer como principio que los políticos apliquen la astucia en el logro del bien común; tristemente en la realidad es difícil que la mayoría de políticos dejen a un lado sus intereses particulares para velar por los del pueblo, por eso recurren al engaño, repito, triste realidad. Aunque como todo puede alterarse, en una democracia depende de la decisión ciudadana.
La fábula del “amo de los monos”
Una parábola china del siglo XIV, atribuida a Liu Ji, por ejemplo, destaca muy bien esta interpretación descuidada acerca del poder político:7
En el estado feudal de Chu, un viejo vivía de tener monos a su servicio. Las gentes lo llamaban “ju gong”: el Amo de los Monos.
Todas las mañanas el viejo reunía a todos los monos en su patio y ordenaba al más viejo que condujera a los demás a la montaña a recoger fruta de los árboles y matas. La regla era que cada mono tenía que darle al viejo la décima parte de lo que recogiera. Los que no lo hacían eran brutalmente azotados. Todos los monos sufrían amargamente, pero no se atrevían a protestar.
Un día, un monito les preguntó a los otros; “¿Fue el viejo quien sembró los árboles y las matas?” Los otros le respondieron: “No; brotaron solos.” El monito les dirigió otra pregunta: “¿No podemos nosotros coger la fruta sin permiso del viejo?” Los otros replicaron: “Sí, todos podemos hacerlo.” El monito siguió: “¿Entonces por qué tenemos que depender del viejo? ¿Por qué tenemos que servirlo?”
Antes que el monito hubiera terminado su discurso todos los monos de pronto se sintieron iluminados, y despertaron.
Esa misma noche, al observar que el viejo se había quedado dormido, los monos rompieron las barreras del vallado donde se hallaban encerrados, y destruyeron el recinto por completo. También se apropiaron de cuanta fruta el viejo tenía guardada y se la llevaron al bosque, y nunca más volvieron. Al fin el viejo murió de inanición.
Yu-Li-Zi dice: “Algunos hombres en el mundo gobiernan a su pueblo mediante tretas y no por principios rectos. ¿No son éstos iguales al amo de los monos? La gente no se ha dado cuenta de su embrutecimiento. Apenas se les ilumine el conocimiento, las tretas dejarán de funcionar.”
Despierta, pueblo, despierta, y busca un hombre honesto! Cuan larga ha sido la búsqueda y cuán difícil el encuentro!!
ResponderBorrarExcelente cuando todos aprendamos aver la partes oscura de la politiquería ese mismos dias dejaremos de ser su objetivos para sus Marsana pretenciones de perpetuarse en el poder cómo caudillo disfrasado
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