PROVOCACIONES

La prensa dominicana de este día, 29 de mayo de 2019, trae consigo la noticia mas manoseada que jamás hemos visto.
Los asesores del presidente Medina lo han puesto a comportarse como un deudor consuetudinario que pone a un cobrador a dar viajes a su casa, todos los sábados por la tarde, para hacerle efectiva una cuota de un acuerdo de pago y lo que le dice es: "Vuelva el sábado". 
Nos hace recordar aquella famosa producción cinematográfica, con categoría de comedia dirigida por René Cardona para producciones Zacarías, la empresa mexicana que en el año 1951 tenía como artista exclusivo a Oscar Pulido. 


Cuando se dice que Medina dijo que "está llegando el tiempo de hablar de reelección", se está repitiendo la misma letanía que hemos escuchado en los últimos años.

El señor Danilo Medina no tiene que hablar de reelección, solamente tiene que demostrarle al pueblo dominicano y al mundo, que ya él fijó  su posición al respecto en su famoso discurso del 17 de junio de 2015, cuyo texto es el siguiente:

  "Pueblo Dominicano;
En los últimos tiempos, nuestro país ha tenido el privilegio de vivir importantes avances económicos, sociales e institucionales.
Es sobre estos avances, -y sobre lo que eso significa para nuestro futuro- que me gustaría hablar con ustedes esta noche.
Junto a cada uno de ustedes, he tenido la felicidad de conducir un gobierno que viene rompiendo muchas barreras históricas.
Un gobierno que, gracias a Dios, está teniendo éxito en sus principales áreas, incluso en un momento en que muchos países atraviesan graves dificultades.
Hemos conseguido excelentes resultados en dos sectores clave de la vida de cualquier país: el área económico y el área social.
En la economía, estamos logrando tasas de crecimiento y nivel de empleo por encima de las medias históricas nacionales y regionales.
En lo social, estamos consiguiendo una mejoría constante en la vida de la población, con la disminución de los niveles de pobreza, desnutrición y desigualdad.
Además de importantes avances en la calidad de la educación, la salud y de otros servicios esenciales.
No me sorprende, por tanto, que en este ambiente de avances económicos y sociales, se haya abierto un debate muy positivo para nuestro avance institucional y perfeccionamiento democrático.
Un debate que toda la nación acompañó con gran participación y que, finalmente, hizo repercutir en el seno del Congreso Nacional, la voluntad abrumadora de la mayoría de nuestro pueblo.
Me refiero a la decisión libre y soberana del Congreso Nacional de reformar nuestra Constitución para que, a partir de ahora, cualquier presidente pueda disputar una reelección y, si fuera la voluntad del pueblo, dar continuidad a su trabajo de gobierno, consolidando las conquistas colectivas.
Una vez más, podemos decir con satisfacción que ha primado la democracia, la institucionalidad y el consenso. Hemos asistido a un proceso ordenado y apegado a las leyes que nos rigen.
Si hablamos de legitimidad, vale la pena señalar que el nuevo texto constitucional ha sido aprobado masivamente por las principales fuerzas políticas del país. Las mismas que sumaron, en los últimos comicios, el 98% de los votos del pueblo dominicano.
En nombre del pueblo dominicano, quiero agradecer a todos los partidos por la forma ordenada y democrática en que encaminaron este proceso de reforma.
Pero quiero hacer énfasis en dirigir un reconocimiento especial a todos los compañeros del Partido de la Liberación Dominicana, porque nuestro partido ha mostrado, una vez más, que está a la altura de la Historia y que cuenta con el liderazgo político capaz de dirigir los destinos del país.
Extendemos también este reconocimiento al liderazgo del Partido Revolucionario Dominicano, Partido Reformista Social Cristiano y otras fuerzas aliadas por el apoyo que brindaron a esta reforma.
Reconocemos también a los Senadores y Diputados de la República, que fueron los responsables de la ejecución de la misma.
Esta reforma es un paso adelante en la madurez de nuestro Estado Democrático de Derecho, además de una demostración contundente de la capacidad de nuestras fuerzas políticas de dar respuesta a las necesidades del pueblo soberano.
A partir de ahora, nuestra democracia se regirá por el modelo que ha demostrado ya su buen funcionamiento en buena parte de las democracias del mundo: Ocho años y nunca más.
Es decir, que un Presidente solo podrá ser reelegido una vez, y luego no podrá postularse más.
De esta forma, daremos oportunidad tanto a que los gobernantes apliquen realmente su programa de gobierno, como a que surjan los necesarios relevos generacionales y los liderazgos alternativos.  
Me siento honrado, feliz y confiado de estar en la presidencia en el momento en que las fuerzas vivas de nuestra nación decidieron promover este cambio, que nos iguala a las mayores democracias del mundo.
Esto también aumenta el peso de mi responsabilidad de actuar en el próximo proceso electoral de la forma más equilibrada, justa, honesta y transparente posible.
Y, en el caso de que sea la voluntad de mi partido postularme como candidato y la decisión del pueblo elegirme, yo podré concurrir a otro mandato presidencial.
Señoras y Señores;
Acompañé con cuidado y cautela el debate y el envío de la enmienda constitucional sobre la reelección.
Siempre que fui consultado por compañeros del partido o por representantes de la sociedad civil, mantuve una posición equilibrada e imparcial.
En ningún momento estimulé o aceleré el proceso. Al contrario, me mantuve siempre con cautela y redoblada atención.
Pero si no estuvo en mí estimular este proceso, tampoco estuvo en mí frenarlo, ya que brotaba de un deseo popular profundo.
Era eso lo que veíamos reflejado en las encuestas, era eso lo que oíamos en las calles, era eso lo que yo escuchaba de representantes de todos los sectores de la sociedad: empresarios, trabajadores, académicos, intelectuales, artistas y políticos, mujeres, jóvenes, ancianos y líderes religiosos.
Fue en ese momento cuando concordé en que este tema fuera, en primer lugar, examinado en el ámbito de mi partido y, si obtenía una buena acogida, se enviara a la institución que tiene el poder de modificar la Constitución; me refiero al Congreso Nacional.
Constitución es la carta magna y el estatuto sagrado de un pueblo.
Contiene cláusulas rígidas pero, como cualquier obra del hombre, posee partes que pueden ser perfeccionadas con el paso del tiempo.
Ese era el caso, sin duda, de la reelección de un presidente.
La reelección existe en prácticamente todas las sociedades políticamente desarrolladas.
Sea en los regímenes presidenciales, con la reelección limitada de los gobernantes, o en el parlamentarismo, con la reelección casi ilimitada de los líderes partidarios, siempre que obtengan la mayoría congresual.
La reelección es vedada, como una especie de salvaguarda, casi únicamente en países que no tienen instituciones fuertes y que viven aún sobre el trauma de las dictaduras.
La República Dominicana es, hoy, un país de instituciones en franco proceso de fortalecimiento, con equilibrio político y, desde hace mucho, libre del trauma y de la sombra tenebrosa de la dictadura.
Para nosotros, por tanto, la reelección en lugar de significar un retroceso institucional es un avance y un perfeccionamiento democrático.
Se equivocan también los que dicen que introducir la reelección es beneficiar al gobernante de turno.
En realidad, es beneficiar al país, porque puede aprovechar, aún más, los resultados de un gobierno que lo esté haciendo bien.
La reelección, en contrapartida, permite también que el pueblo castigue a los malos gobernantes y se libre de los efectos maléficos de una mala gestión.
La reelección no significa la victoria automática de quien está en el poder, al contrario, es siempre un riesgo para quien gobierna.
El pueblo es sabio y siempre juzga con rigidez a quienes están conduciendo su destino.
El pueblo también está cada vez más atento en la defensa de las instituciones democráticas.
El pueblo defiende su Constitución porque sabe que es defendido por ella.
El pueblo utiliza la Constitución como arma de defensa personal y de paz social.
La preserva y la venera como fuente esencial de defensa de los intereses colectivos y de la fuerza de la ciudadanía.
Por eso, cuando el pueblo percibe que puede cambiar para mejor la Constitución, lo hace sin miedo y sin recelo.
Sin necesidad de órdenes ni de consejos.
Lo hace buscando lo mejor para su presente y para su futuro.
Dominicanas y dominicanos;
Quiero recordar que en 2009, en el seno de la sociedad dominicana, se produjo una consulta nacional en la que la mayoría de la población se mostró a favor del modelo de dos períodos consecutivos y nunca más.
Esa misma discusión se llevó al seno del PLD, y en esa ocasión yo defendí la voluntad de la mayoría del pueblo dominicano de dos períodos consecutivos y nunca más. En ese momento, sin embargo, nuestra posición fue derrotada por 20 votos a 5.
En esa consulta, en el seno de la sociedad dominicana, solo el 16.7% por ciento votó a favor del modelo que ahora se eliminó, un 13.5% a favor de la reelección indefinida y un amplio 57.94% defendió el modelo que ahora se ha restablecido, es decir, dos períodos consecutivos y nunca más.
Es cierto que, en varias ocasiones, no acepté discutir la posibilidad de mi reelección.
Pero es igual de cierto que he dicho muchas veces, a lo largo de mi vida, que mi mayor compromiso es tener siempre el oído en el corazón del pueblo.
El fuerte deseo popular a favor de la enmienda para la reelección me ayudó a superar este dilema y a retomar la posición  que defendí en el año 2009, en el seno del Comité Político del PLD.
No lo hice movido por la vanidad, ni el deseo de poder.
Lo hice porque me convencí de que el instrumento de la reelección sería, de hecho, un avance institucional perenne para nuestro país - y no una mera circunstancia para beneficiar a un gobernante-.
Cambié mi posición sobre este tema, pero no mi convicción democrática de nunca colocar mis deseos personales o partidarios por encima de los intereses colectivos.
Además, al apoyar la enmienda de la reelección también estaba tomando la decisión de cerrar mi carrera política, porque está sobreentendido que, después de estos cuatro años adicionales, si el pueblo me premia con su voto, en mayo de 2016, no podré ser candidato nuevamente a la Presidencia de la República.
El modelo que dejamos atrás me hubiera permitido postularme indefinidamente en períodos alternos, pero estoy convencido de que esta reforma es lo que quieren los dominicanos y lo mejor para el país.
Siempre he sido un demócrata convencido y siempre he conducido mi vida política buscando la paz, la justicia y el equilibrio.
Y esos sentimientos guiaron mi decisión.
Pueblo dominicano,
Una vez más, mi destino político está en las manos de ustedes.
Si tengo el respaldo firme de mi partido y el apoyo de la mayoría de los dominicanos, podré concurrir a un nuevo mandato presidencial.
Haré ese anuncio en el momento oportuno.
Hoy, lo que quiero anunciar, es mi disposición redoblada de continuar luchando por más cambios -profundos y positivos- a favor de nuestro país.  
No dudaré, en ningún momento, en continuar haciendo lo que sea necesario para que nuestro gobierno tenga cada vez más eficiencia y sea cada vez más transparente.
Cuanto más estemos al lado de la ley y de la justicia social, más rápido y más profundo será el cambio.
Cuanto más estemos al lado de la institucionalidad, de la democracia y de la transparencia, más rápido y profundo será el cambio.
Cuanto más estemos al lado de la solidaridad, de la protección a los más débiles y del Estado del Bienestar, más rápido y profundo será el cambio.
Cuanto más estemos al lado del desarrollo y de la innovación, más rápido y más profundo será el cambio.
Porque todo ocurre más rápido cuando estamos del lado de la historia, cuando no nos desviamos del rumbo correcto.
Señoras y Señores;
Lo que me atrae, en la hipótesis de que fuera reelegido, es la posibilidad de profundizar los cambios que estamos haciendo en nuestro país.
Podríamos tener ante nosotros cuatro años más que nos permitirían consolidar la transformación educativa que ya está en marcha y asegurarnos de que sea irreversible.
Cuatro años más para profundizar la reforma que ya avanza en nuestro sistema de salud, que llevará atención gratuita y de calidad a todo aquel que la necesite.
Cuatro años más para seguir incorporando a más personas a la seguridad social.
Cuatro años más para seguir apoyando a nuestros productores y trabajando de la mano con los empresarios de todos los tamaños, para generar más empleo e ingresos que nunca para nuestra gente.
Cuatro años más para apostar cada vez más por nuestro turismo, hasta alcanzar la meta que nos hemos trazado de llegar a los 10 millones de visitantes.
Cuatro años más para continuar recorriendo los campos del país con nuestras visitas sorpresa, hasta que no quede un solo rincón al que no hayamos llegado para apoyar a nuestra gente.
Cuatro años más para que banca solidaria siga llevando el derecho al crédito a todos nuestros emprendedores, estén donde estén.
Cuatro años más, que nos darían la oportunidad de ver los frutos de las iniciativas que ya hemos iniciado para llevar  solución al problema eléctrico, de una vez por todas.
Cuatro años más para que el 911 siga expandiéndose por el territorio nacional y para que la seguridad llegue a todos los rincones del país.
Cuatro años más para seguir construyendo las infraestructuras que requiere el desarrollo productivo del país.
Cuatro años más para mantener la estabilidad macroeconómica con baja inflación que ha permitido el crecimiento de nuestra economía.
En definitiva, tendríamos cuatro años más para garantizar que, ¡nada ni nadie pueda dar marcha atrás a todo lo que conquistamos juntos!
Queridos compatriotas;
En estos tres años hemos logrado lo que muchos creían imposible.
Recuerdo que, cuando llegamos al gobierno en medio de una grave crisis económica internacional, muchos pensaban que apenas conseguiríamos sobrevivir en ese ambiente hostil. Sin embargo, trabajando juntos, hemos avanzado como nunca antes.
En medio de uno de los contextos internacionales más difíciles, logramos un dinamismo económico cercano al de China, con un crecimiento mayor al 7%.
Las inversiones, que se redujeron en la mayor parte de los países de la región,  continúan llegando a la República Dominicana.  
Estamos cumpliendo y superando nuestra meta de crear 100,000 empleos al año.
Sentamos las bases de un nuevo modelo de desarrollo, con más justicia social y menos desigualdad.
Y, lo más importante, hemos conseguido sacar de la pobreza a más de medio millón de dominicanos y dominicanas.
En definitiva, tomamos con firmeza las riendas del país y lo estamos dirigiendo rumbo a la prosperidad y el progreso.
Y, si hemos sido capaces de hacer todo esto en las peores circunstancias, ¡¡les invito a soñar lo que seremos capaces de lograr en el futuro próximo!!
Dominicanos y dominicanas;
Más que nunca es hora de soñar y de hacer.
A lo largo de su historia, la República Dominicana enfrentó muchos desafíos.
Sin embargo, ahora, más que nunca, creamos las condiciones para transformar los desafíos en victorias, y para transformar las victorias en beneficios generales para nuestro pueblo.
Ya no es un sueño distante, por ejemplo, acabar con la pobreza absoluta y superar el analfabetismo en todo nuestro territorio.
Es una meta posible y realizable. En poco tiempo, ¡la República Dominicana lo conseguirá!
Ya no es un sueño distante consolidarnos como la economía más sólida y sostenible de la región.
En poco tiempo, ¡la República Dominicana lo logrará!
Ya no es un sueño distante que tengamos un sistema educativo de gran calidad, capaz de preparar a nuestros jóvenes para todos los desafíos del mundo moderno.
En poco tiempo, la República Dominicana lo conseguirá.
Ya no es un sueño distante que seremos el más completo, más rentable y más buscado destino turístico del Caribe.
En poco tiempo, la República Dominicana lo conseguirá.
Ya no es un sueño distante que logremos un gran salto productivo y tecnológico en nuestra agricultura y ganadería.
Y también, en poco tiempo, la República Dominicana lo conseguirá.
En suma, más que nunca, es posible transformarnos en un país con uno de los mayores índices de desarrollo y con uno de los menores índices de desigualdad de toda la comunidad latinoamericana y caribeña.
¡Más que nunca, podemos tener orgullo de la tierra en que nacimos!
¡Más que nunca podemos tener autoestima y esperanza!
¡Más que nunca podemos transformar nuestros sueños en realidad!
Más que nunca podemos transformar nuestro país real, en aquel país de los sueños de nuestros abuelos y nuestros padres.  
Un país en el que vamos a ser cada vez más fuertes y más felices, junto a nuestros hijos y nuestros nietos.
¡Vivamos el nuevo
sueño dominicano!
¡Viva la República Dominicana!
¡Que Dios nos bendiga a todos!

Muchas Gracias y
buenas noches."






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